"Si tengo diferencias con Arturo Martínez, las resolveré institucionalmente"
Viernes, 23 de Noviembre de 2007
Economía y Negocios
Eduardo Olivares C.
Raúl de la Puente, presidente de la Anef, revela cómo el titular de la CUT firmó el acuerdo con Gobierno por el reajuste del sector público y por qué el sector público mantuvo el paro del jueves.
Está abrumado por el alto poder de convocatoria que consiguió de los funcionarios públicos. Para el presidente de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (Anef), Raúl de la Puente, la elevada adhesión a los paros del lunes, miércoles y jueves le preocupa, en el sentido de que la responsabilidad le parece más grande ahora.
Eso no quita el orgullo que siente porque su gremio (que reúne a los trabajadores de ministerios y sus servicios dependientes) y los otro 13 que negociaron en la mesa del sector público hicieran una movilización mancomunada, algo que no se veía "desde los tiempos de Clotario Blest". Y destaca que el paro del jueves se hizo pese al caos de información de la noche del miércoles, cuando algunos medios difundieron que el movimiento se suspendía.
De la Puente lamenta que el Gobierno no se abriera a hacer permanente el bono compensatorio (de $60 mil en diciembre y $60 en enero), pero dice estar tranquilo por lo logrado (un reajuste salarial de 6,9% nominal).
—¿Resignado o frustrado por lo conseguido?
"Fortalecido por la tremenda convocatoria de la Anef y del compromiso de los funcionarios públicos, a quienes agradecemos el apoyo. Aquí despertaron a un gigante, que se decidió a luchar por sus intereses. Hemos venido avanzando y ya nuestra capacidad de lucha está llegando a un punto interesante".
"Los trabajadores se han dado cuenta de que aquí es importante la negociación y el diálogo, pero eso debe ir acompañado de la movilización, porque, si no hay fuerza, nadie nos escucha. Me siento muy tranquilo, además porque fue un lucha que dimos hasta el final: desde la negociación larga e intensa en el Ministerio de Hacienda; en la negociación interna con las demás organizaciones del sector público, y una negociación que se hizo con movilización, lo que tuvimos que preparar y que se efectuó desde Chacalluta, en Arica, hasta el último paso en Punta Arenas. La gente respondió y dimos la pelea hasta el final, en la Cámara y en el Senado".
—¿No fue un error concentrar las últimas fichas en un aspecto, el bono permanente de vacaciones, dado que no lo consiguieron y aparecen derrotados?
"La gente no se siente derrotada. Logramos romper al ministro (de Hacienda, Andrés Velasco) su pilar de negociación, que es el IPC futuro".
"Le rompimos el esquema. Él dijo que el reajuste tiene que ser sobre la base del IPC, que el próximo año será de 3,4% (a diciembre). No, le dijimos nosotros: será de 6,5 a 6,9%. Nos dijo que nos había ido bien en las negociaciones con base en el IPC futuro. Le respondí que nunca hemos negociados con IPC futuro (…) Segundo, logramos incrementar en un 60% el bono de término de negociación, desde $100 mil a $160 mil. Tercero, logramos incorporar un bono nuevo, que es de $60 mil y que será pagado ahora en diciembre. El funcionario que recibe de $435 mil para abajo obtendrá $220 mil sólo por este concepto (en diciembre). Y también recibirá este bono de $60 mil en enero. Perdimos que fuera permanente. Ese bono nuevo significa un 1 punto (de reajuste) más por cada año".
—O sea, el reajuste se acercaría al 8% en la práctica.
"Sería del 7,9%, claro que tiene la desventaja de que es un bono, que no es imponible ni reajustable. Pero ahora tenemos un derecho adquirido".
—¿Eso significa que en la siguiente negociación partirán de la base de que este bono debe repetirse?
"Esto ya lo tenemos y pediremos que se reponga. El problema será eso: habrá que negociarlo y hubiésemos querido que esto quedara permanente. Pero bueno: lucharemos porque sea imponible y reajustable. En muchas negociaciones hemos tenido que empezar transitoriamente con algún beneficio, pero que después lo hacemos permanente, como incentivos al retiro. Es cierto, perdimos que no fuese permanente, pero será un derecho adquirido y estoy seguro de que lo lograremos el próximo año".
Alta convocatoria
—Para eso debe trabajar junto el sector público de nuevo.
"Hay que destacar la unidad que se produjo entre los gremios del sector público, con todas las diferencias que podamos tener. En la acción, en las distintas regiones, hubo algo en conjunto, y eso es un capital tremendo para el movimiento sindical. Ésta es la mesa más grande de negociación del sector público. En cada pueblo, en cada provincia, en Linares, en La Ligua, hubo mil funcionarios públicos, casi el 90%, en las calles".
—¿Desde cuándo que no había una respuesta tan mancomunada?
"Creo que desde los tiempos de Clotario (Blest) que no teníamos estas movilizaciones".
—¿A qué atribuye este fenómeno?
"Aquí ha habido varias cosas. Uno, la gente está creyendo más en la organización sindical y la nuestra ha ido ganando credibilidad. Dos, la gente está diciendo 'basta al modelo', porque excluye. Entonces, la gente está más decidida a luchar, porque si no, no tendrá nada. La forma de luchar es hacerlo de modo asociativo".
El rol de Arturo Martínez
—El miércoles en la noche, ¿firmó usted el mandato a Arturo Martínez para que él negociara un último acuerdo con el Gobierno?
"Yo no he firmado ningún compromiso escrito. La CUT fue encomendada por la mayoría del sector público para reponer los beneficios que el Gobierno había ofrecido hasta el miércoles antes de las 18 horas. Allí no habíamos logrado acuerdo, porque nosotros queríamos que el bono de $60 mil fuese permanente y el Gobierno no aceptó. Hay un quiebre (con el Gobierno) a esa hora por este problema, el Gobierno unilateralmente envía este proyecto al Congreso, se nos informa que ese proyecto viene con menos beneficios que la última oferta y la mayoría de las organizaciones del sector público propone al compañero Martínez que haga que los últimos beneficios alcanzados sean incluidos en la ley. Esto así se hace y Martínez queda a cargo de estas gestiones para que se logre, pero nosotros no conocimos este compromiso que firma Martínez sino hasta el jueves a las 15 horas".
—¿Martínez no se los comentó a ustedes en la noche del miércoles?
"No. Lo llamamos reiteradamente. Lo llamé mucho en la mañana del jueves, antes de irme al Congreso, para saber de qué se trataba. Pero es efectivo que él fue comisionado por la mayoría de la mesa del sector público para reponer esto".
—Y ustedes respetaron eso porque era un acuerdo de mayoría.
"Respetamos ese acuerdo de mayoría, así como también se nos tiene que respetar la autonomía para luchar ante los legisladores, que fueron elegidos por nosotros, para ver si podíamos mejorar este bono para que fuera permanente".
"Quiero decir que aquí no hay quiebre, porque varios medios dijeron que lo había (…) Nosotros nunca haremos nada en contra de la CUT".
"Sí podemos tener diferencias".
—¿Por qué se produce el malentendido, entonces?
"La confusión nace de que nosotros no tenemos información de los términos en que se repone el acuerdo. A las 10 de la mañana voy a la Comisión de Hacienda de la Cámara, se me entrega el proyecto y en ese minuto lo conozco. Veo que la mayoría de las cosas que estaba allí era la última oferta del Gobierno, no la permanencia de los bonos y por eso centramos nuestra demanda a los diputados y senadores en torno a ese tema. El paro se mantuvo y salió más gente aún al paro. A nosotros, que somos dirigentes, nos ha sorprendido la fuerza que tenemos. De repente nos ha preocupado".
—¿Cómo se entiende que se firma un acuerdo con el Gobierno y al mismo tiempo haya un paro? Si eso no es un quiebre entre las directivas, ¿qué es?
"Todos los gremios el jueves amanecieron en paro. Hubo uno solo (Confusam) que lo levantó a las 10 de la mañana. Ya teníamos programado el paro y tenía que hacerse. La propia CUT y la mayoría de los gremios del sector público delegaron a Martínez, pero seguirían las movilizaciones".
—¿Aunque se alcanzara un acuerdo?
"Lo que ocurre es que no se conocía el acuerdo".
—¿De quién fue ese error?
"No sé. Nuestro, no. Será la secretaria, el dirigente, el presidente…", ironiza.
—Pero había un presidente de la mesa (Martínez). ¿Debió informar de este acuerdo?
"Yo conversé a las 23.30 del miércoles con los gremios de la salud y ellos tampoco tenían el acuerdo y me dijeron que el coordinador (secretario) de la mesa (Manuel Bravo) tampoco lo tenía".
—¿Usted ha vuelto a hablar con Martínez?
"Lo he llamado. El miércoles, ayer (jueves) también. No he conversado con él. Quiero aclarar que no tengo problemas con él, y si tengo diferencias, las resolveré institucionalmente".
—Hablando de instituciones, hubo una asamblea el jueves en la Anef. Varios dirigentes cuestionaron a Martínez porque firmó este acuerdo en la noche del miércoles sin informarlo y algunos de ellos plantearon que esta cuenta se la van a cobrar en los comicios de la CUT el 2008. ¿Cómo canalizará usted esta molestia en sus bases?
"Siempre la mejor manera es hablar con la verdad y dar información. En este tipo de cosas muchas veces se hacen comentarios sin tener toda la información y yo voy a precisar cuál fue el papel de la CUT, cuál fue la facultad que entregó la mesa y también informar cuál fue la participación nuestra dentro de la mesa. Allí somos un gremio más. Es cierto, aparecemos liderando, pero son 14 organizaciones las que toman acuerdo y además es una mesa muy heterogénea. Son todos compañeros nuestros, pero hay organizaciones que son pequeñas, otras más grandes; unas más fuertes, otras más débiles; otras que tienen ciertos intereses dentro de estas organizaciones, como el tema del incentivo al retiro que algunos aún no han podido lograr. Para otros, el reajuste no les llega y hay que asegurar que les llegue, como a los municipales o universidades. Es una mesa heterogénea. No es fácil la coordinación. Por lo tanto, en un momento de excitación pueden hacerse juicios por falta de información. Ahora, cada uno tiene su juicio también".
—¿Ve la misma entrega de ustedes en otros dirigentes sindicales?
"Los dirigentes sindicales somos heterogéneos. Hay algunos que son buenos, otros que son malos, otros que no debieran ser dirigentes. Así como la vida…".
—Usted dijo que le preocupa el alto poder de convocatoria que han tenido. ¿Por qué?
"Porque es una responsabilidad y una confianza muy grande que depositan en uno gente que cree mucho. Me hace cuidar mucho las acciones que realizo con el fin de tratar de entregar felicidad y no producir daños a otros, pero también conducir esta organización para lograr los objetivos de nuestros representados. Pero también somos parte de una sociedad y, como organización sindical, también tenemos una visión del país, de la sociedad chilena. En estos dos pilares tenemos que movernos. El defraudar a esa gente realmente preocupa".
Reajuste diferenciado y papel de Andrés Velasco
—El diputado Pablo Lorenzini (DC) propuso un reajuste diferenciado, de modo que el aumento en los sueldos sea menor en las más altas autoridades. ¿Le parece justo?
"Nosotros propusimos, y desgraciadamente no se acogió por los ministros, el salario ético. Es acoger el llamado de la Iglesia y de todos los sectores, y aquí el Estado debió haberse puesto con menos discurso y con más leyes en ese sentido, de que ningún funcionario público ganara menos de $250 mil. Porque el que gana más es un ministro, con $5,8 millones, y el que menos es un auxiliar, con $174 mil. Ésa es una diferencia de más de 33 veces. Siempre la diferencia entre el que ganaba menos y el que ganaba más en la administración pública era de 18 veces. Si lográramos subir el piso a $250 mil, permitiría acortar la brecha a 22 veces. Eso habla de que aquí tiene que haber una mejor distribución de la riqueza dentro del Estado".
"Ellos no tuvieron argumentos sólidos de respuesta. En ese sentido, la respuesta del ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, no tuvo peso. Nos dijo que la Presidenta creó una comisión de equidad y ahí tendrá que verse, y que eso es un tema de negociación colectiva. Pero ministro, le dije, si esto es una negociación colectiva lo que estamos haciendo. Los argumentos del Gobierno no fueron buenos. Ahora, si se dice que, aparte de eso, exista un reajuste diferenciado, la Anef propuso a la mesa del sector público un reajuste diferenciado, pero no fue aceptado en la mesa interna. Y nosotros tenemos que llevar propuestas que consensuemos todos".
—¿Cómo observó al ministro Andrés Velasco en esta negociación?
"Creo que el año pasado, en la negociación con la Anef, lo vimos más proclive a encontrar acuerdo. Y lo que vimos ahora es que parecía estar enojado con la Anef".
—¿Por los paros?
"Creo que él veía que nosotros éramos más duros en varios temas. No sé si estaría cansado por toda la discusión del Presupuesto, pero vi que tenía menos paciencia —y eso que es una persona con harta paciencia y muy voluntarioso— y la Anef no le hizo fácil la vida. Vi que estaba molesto con la Anef, y eso que teníamos una diferencia muy pequeña. Yo estaba seguro de que íbamos a firmar un acuerdo, porque si este bono lo hacíamos permanente, nosotros firmábamos, porque significaba aumentar una remuneración en forma permanente. Pero él no. Lo tiró nomás. Nos dejó ahí, se subió a un helicóptero y se fue a Valparaíso. Debió haber estado cansado".
—Quizás por eso los otros gremios los culpaban a ustedes por actuar con soberbia y tozudez.
"Es que a uno nadie le regala nada. Algunas organizaciones creen que las cosas son fáciles y nosotros ya hemos entendido, a estas alturas del partido, que aquí el rol del dirigente sindical parte de la base de que aquí nadie regala nada y que hay que ganar".
lunes, 26 de noviembre de 2007
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